{NOTA: los hechos y personajes de este relato son ficticios, cualquier parecido con la realidad es solo coincidencia}
El hombre se levantó del sillón y apagó el televisor, eran las 0:30 hs. Se dirigió a su habitación y se acostó boca arriba en la cama, al lado de su esposa, quien dormía desde hacía mas de una hora.
Si bien mantuvo sus ojos cerrados, no se dormiría hasta transcurrido un buen rato, todavía le quedaban cosas en que pensar.
Pasados unos cuantos minutos la mujer se levantó y se dirigió hacia el baño. Su marido abrió los ojos, la observó en la imperfección de la oscuridad y volvió a cerrarlos.
Varios segundos mas tarde ella regresó. Parada junto a la cama miró a su esposo, inmóvil y con los ojos cerrados, y pensando “¡Ma, si! Total este duerme y tiene el sueño pesado”, aflojó una de sus partes y emitió un suspiro en contramano, que sonó como el torpe aleteo de una perdiz.
El afinado ruido trazó una línea en el silencio de la noche.
Cuando estaba acostándose nuevamente, creyéndose libre de cargos, escuchó la voz de su marido, que le dijo:
- ¡Déjalo en marcha que ya me subo!
El hombre se levantó del sillón y apagó el televisor, eran las 0:30 hs. Se dirigió a su habitación y se acostó boca arriba en la cama, al lado de su esposa, quien dormía desde hacía mas de una hora.
Si bien mantuvo sus ojos cerrados, no se dormiría hasta transcurrido un buen rato, todavía le quedaban cosas en que pensar.
Pasados unos cuantos minutos la mujer se levantó y se dirigió hacia el baño. Su marido abrió los ojos, la observó en la imperfección de la oscuridad y volvió a cerrarlos.
Varios segundos mas tarde ella regresó. Parada junto a la cama miró a su esposo, inmóvil y con los ojos cerrados, y pensando “¡Ma, si! Total este duerme y tiene el sueño pesado”, aflojó una de sus partes y emitió un suspiro en contramano, que sonó como el torpe aleteo de una perdiz.
El afinado ruido trazó una línea en el silencio de la noche.
Cuando estaba acostándose nuevamente, creyéndose libre de cargos, escuchó la voz de su marido, que le dijo:
- ¡Déjalo en marcha que ya me subo!
Uy, pues sí que soy cortita que no pillo... perdón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Partes...partes traseras, flojera, motor en marcha, a ese vehíCULO mejor no subirse ¿acierto?
ResponderEliminarSi es eso, no hay culpa mujeril que los varones no suelan cometer (algunos)y tan panchos.
Besito.
Jajajaja, sabes lo que dicen los viejos de mi pueblo que son muy sabios, emmm, bueno yo lo diré con otras palabras jejeje...
ResponderEliminarQue un matrimonio no es un matrimonio hasta que se evacúan los gases uno delante del otro, jajaja, me han liberado, yupiiiiiii, puedo comentar, voy entonces al IX, muackssssssssss
Quizás trasladada a un texto, la historia no sea tan graciosa, pero me contaron los protagonistas que al día siguiente de ocurrida, todavía se seguían riendo.
ResponderEliminarajaja pues yo oía que en un matrimonio cuando tu marido se libera de los gases ante ti,(sobre todo al principio,cuando aun estas en la etapa agilipollada del enamoramiento) y te dice "perdón" entonces tú dices "no pasa nada cariño"¡¡Estas perdida!!
ResponderEliminarA esa moto mejor no subirse.Un besillo Gambetas
jajajaja muy divertida anécdota! jejeje...suerte que los protagonistas lo tomaron con buen humor jaja y suscribo el comentario de Susurros! jejejee
ResponderEliminarSaludos de otra "juevera"
jajajaja, Lo que son las cosas. Cuando el gas sube y sale por la boda da asco, si por el contrario decide salir por la puerta trasera nos da risa.
ResponderEliminarLo del suspiro en contramano me ha gustado jajaja
Buen jueves!!
huy! boda no, boca!! jajaja
ResponderEliminar¡¡¡lo que hace la confianza jajaja!!!
ResponderEliminarPara que quisiera subirse en él, el ruido producido tuvo que parecerse al motor de una moto o de un coche. ¿Tendrá razón el refrán que dice que donde reina la confianza, da asco?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo del suspiro a contramano es muy bueno
ResponderEliminarMe imagino la cara de la mujer cuando el marido la dijo que dejara el coche en marcha que se subia, jajaja. Si al día siguiente todavía seguian riéndose es que hay mucha confianza
Un saludo
tengo varios defectos...muchos...uno de ellos dicen es que mi sinfonica partucular solo sabe dar notas toscas...
ResponderEliminarperdon a la esposa del relato por no ser tan fino como ella...
medio beso, gambetasssss...
Pues sí, la confianza da asco... Pero suscribo lo que dice Susurros. Y es un alivio, la verdad.
ResponderEliminarPor cierto, no sé si la has visto, pero hay una escena divertida que va de esto en "El otro lado de la cama". ¿La recuerdas?
Un saludo