domingo, 2 de diciembre de 2012

La bala que apretó el gatillo ------------- Capítulo IV

Las aves no ganan altura porque son valientes sino que sienten el volar como algo natural, como un hombre el caminar. Pero si se invierten las acciones, ninguno de los dos está cómodo. Por eso cuando Mercedes subió al avión, apenas podía disimular el temblor de su temor y cuando las turbinas, al arrastrar a la máquina, dejaron de manifiesto que estaban haciendo un gran esfuerzo al tragar y escupir el aire, ella casi entró en pánico, sintiendo esa sensación que producen los minutos poco deseados de parecer que contienen más segundos que los que les corresponden. Una vez estabilizado el vuelo, lentamente, a fuerza de las sonrisas de las azafatas, se fue calmando y enfocando sus pensamientos en los momentos que estaba por vivir.
Nunca anteriormente había viajado en avión, eso de por sí era todo un acontecimiento emocionante, pero lo más trascendente, en esos instantes para ella, era el amor; creía fervientemente en él. Con sus anteriores parejas nunca había logrado relaciones duraderas ya que cuando sentía que la pasión comenzaba a cederle su lugar al acostumbramiento, fiel a sus principios, consideraba que el estar juntos había perdido sentido y rompía con esos compromisos. Esta vez creía que todo era diferente, su amor hacia Ramón era creciente y percibía que estaba siendo correspondida de igual manera. Por eso en un momento el viaje la encontró sonriendo feliz, con su frente apoyada en el vidrio de la ventanilla que daba al lomo del cielo, a través de la cual miraba al mundo, lejos y abajo, pasar como una maqueta.
La escasez le otorga valor agregado a las cosas, aún a las más sencillas, por lo que la expectativa de vivir varias de ellas, al menos por un par de días, la hacía feliz. Nunca había ido a cenar con Ramón sin sentirse oculta o clandestina, pero esta vez podría hacerlo. Nunca se había despertado a su lado, ni compartido una tarde ni un desayuno. Festejó su alegría con un suspiro de telenovela.
A las dos horas de viaje intentó dispersar su pensamiento con algo que la entretuviera un poco, por lo que tomó el libro de autoayuda en el cual un señalador le mostraba el lugar del último abandono, pero sin poder concentrarse en la lectura lo dejó marcado en la misma página, posición desde donde debería volver a recorrerlo. Comió algunos bocadillos a desgano y también estuvo un largo rato con los ojos cerrados viendo cosas. La vida por fin la había venido a visitar y hacía varios días que sus llantos parecían haberse ido de vacaciones. El principio de algo es mejor que su desarrollo ya que el poder de lo potencial es más placentero que el de lo real.

- ¿No puede dormir?- Le dijo una mujer mayor que estaba sentada a su lado y sobre la que no había prestado mayor atención.
Sin esperar una respuesta la anciana sacó de su cartera una fotografía de un bebé regordete y rozagante y se la mostró a Mercedes.
- Es mi nieto que nació hace dos meses y vamos a visitarlo.- Continuó, evitando lo cenagoso de los preámbulos.
- ¡Qué hermoso! ¿Es el primero?- Contestó ella tomando la foto con sus dedos.
- No, el quinto.- Le respondió, al lado de la sonrisa orgullosa de su esposo.
- Se llama Francisco.- Acotó él.
- Francisco, como su abuelo.- Complementó la señora y, con la desinhibición que otorga la vejez, continuó:
- En Diciembre cumpliremos las bodas de oro.-
Mercedes los miró con admiración y alegría, esas cosas le generaban optimismo y alegría y le hacían creer en la felicidad. “Cincuenta años juntos, medio siglo”. Pensó, “cuánto amor debía haber para lograr eso” y por un instante creyó en todo lo bueno.
- Perdónenme lo que voy a preguntarles ¿Cómo han hecho para permanecer tantos años juntos?-
Ambos se miraron con ternura y sus ojos se sonrieron con complicidad a través de las arrugas que les había tallado el tiempo. Fue la mujer quien comenzó a explicarlo con sentencias breves y concisas:
- Respeto, comprensión, paciencia, aceptación, balance.-
- ¿Balance?- Preguntó Mercedes.
Entonces fue él quien tomó la iniciativa de la respuesta.
- La vida es como un negocio, como una empresa, en todo lo que hacemos hay un costo y un beneficio. Tener un hijo implica el costo de vestirlo, alimentarlo, cuidarlo y dedicar tiempo para atenderlo. Pero también brinda sus beneficios, como la satisfacción de verlos crecer en todos los sentidos, de que consigan logros, de sus caricias y sus besos sinceros, de su agradecimiento y más tarde, con el tiempo, de la bendición de los nietos. Si uno valora las cosas en su justa medida y compara, comprende que los beneficios superan por mucho a los costos y que el balance es positivo. –
Hizo una pausa para lanzarle a su esposa una mirada que traslucía el amor que le tenía y continuó:
- En el matrimonio es lo mismo, hay que ser fiel, tolerar algunas miserias ajenas – Todos las tenemos- y dejar de lado muchos egoísmos, pero a su vez se recibe la satisfacción del amor, la bendición de la compañía, la comprensión ajena, la protección, los cuidados, el reconocimiento y el consuelo. Todo eso suma y, en nuestro caso, el valor final de los beneficios es mucho mayor que el de los costos.-
- Un balance positivo.- Acotó la anciana.- Yo creo que ahora la juventud quiere solo los beneficios sin pagar los costos, por eso ante cualquier situación adversa enseguida se divorcian.-
Luego la mujer la miró con su cara que irradiaba bondad y felicidad y Mercedes deseo llegar a la vejez así, inmersa en el amor de un hombre que la correspondiera y que fuera su media alma de por vida y el complemento de su corazón. Por un momento, sonrió con ganas.
- Tuvimos momentos malos, también.- Dijo la señora tratando de explicar que el paraíso no es perfecto.
- Una vez discutimos y ella se fue a vivir con su madre.- Comentó él riéndose.
La anciana comenzó también a reírse:
- ¿Te acordás?-
Mercedes, por contagio, también lanzó una suave carcajada.
- Éramos muy jovencitos. – Contó ella.- Él había ido a una cena con sus amigos de la oficina y llegó muy tarde y un poco borrachín, yo no había podido dormir porque tuve miedo por estar sola y al verlo llegar así…-
- Ja, ja, casi me tira con un plato. Nunca más volví a hacerlo.- Acotó el anciano.
- Al día siguiente me fui a lo de mi madre ¿Te imaginás? En esa época estaba muy mal visto divorciarse.-
- ¿Y qué pasó?- Preguntó Mercedes algo ansiosa.
La abuela continuó:
- Él me fue a buscar y a pedirme perdón a las dos horas. Yo tenía tantas ganas de volver que no le había contado nada a mi madre. Tuve que inventarle una historia para justificar por qué la había ido a visitar con una valija.-
Los tres rieron a coro.
La conversación con la pareja continuó muy entretenida lo que hizo que se aceleraran las horas y el viaje durara menos. Ellos le contaron su vida con entusiasmo y orgullo y ella sintió que esto último, el orgullo, era justificado ya que eran un matrimonio ejemplar.
Cuando le tocó el turno de contar a Mercedes no dijo la verdad, únicamente, cuando mencionó que con quien se iba a reunir era su novio, pero en su creciente fantasía no sintió que estuviera mintiendo.
Ni bien la voz metálica que emitían los parlantes les pidió a los pasajeros que se ajustaran los cinturones, la anciana comenzó a despedirse llenando de halagos y bendiciones a Mercedes, y si bien el descenso del avión era casi tan temerario como su despegue, la muchacha se sentía tan entusiasmada y plena que no paró de sonreír.
En el aeropuerto de EL Dorado, Bogotá le mostró un paisaje exiguo. Volvió a despedirse de los ancianos, quienes habían llegado a su destino, y se embarcó en otro avión con rumbo a Santa Marta. En este segundo viaje, mucho más breve, logró dormir un poco y soñar.
Finalmente al sobrevolar el aeropuerto Simón Bolivar el aterrizaje se le hizo eterno.

1 comentario:

  1. Quiero mas !! Qué nervios !!!
    Me encanta cómo escribis y ahora puedo comentarte acá. Lo que mas me llamó la atención fue la frase: "Si uno valora las cosas en su justa medida y compara, comprende que los beneficios superan por mucho a los costos y que el balance es positivo."
    Ojalá cuando llega el momento de las horas bajas uno pudiera ver que los beneficios alcanzados superan los costos.
    Felicitaciones Rody !!

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